La información militar

LA INFORMACIÓN MILITAR

 

Desde que se inventó la guerra se ha sabido que la información es esencial en ese arte.
El éxito en ese avatar no se logra con el heroísmo o los recursos, lo fundamental es la información, así lo sostiene la filosofía oriental y la tradición occidental. Si hay un combate entre un ciego y un vidente, el que ve tendrá mucha más información que el ciego. Un ejército sin información es como un ciego en terreno desconocido.

Grandes desastres militares se deben a la falta de información, la muralla del Atlántico se le derrumbó a Hitler porque no tenía la información exacta de donde se produciría el desembarco, en Corea los norteamericanos sufrieron duros reveses porque no tenían información del ejército que había creado Corea del Norte ni menos de la posterior arremetida china. El fracaso más estrepitoso lo experimentaron los norteamericanos en Viet Nam, nunca supieron con anticipación las ofensivas del Viet Cong, aunque su superioridad era estratosférica.

A la inversa los grandes éxitos militares, muchas veces se han debido a la información oportuna. Midway, por ejemplo, fue un éxito norteamericano porque habían logrado desclasificar los mensajes japoneses. La batalla de Inglaterra se ganó porque el recién inventado radar permitía a la fuerza aérea británica saber con alguna certeza y anticipación los ataques aéreos. Pearl Harbor fue un desastre, no por falta de información, sino por fallas en su transmisión y análisis.

Un coronel me contaba que la inteligencia militar es obtener información, procesarla, analizarla y utilizarla en las decisiones. No hay decisión con perspectivas de éxito que no esté basada en la información fidedigna.

Todas estas anécdotas son para ilustrar la convicción de que todos los ejércitos del mundos -y también los estados- conceden a la información un rol estratégico y tienen unidades especializadas para obtenerla y procesarla. No hay ejército moderno que no tenga esta orientación.

Además los ejércitos modernos conceden gran importancia a la información para crear espíritu de cuerpo y levantar la moral de las tropas o del país y para justificar sus acciones. Esta información es cuidadosamente ordenada y guardada para constituir la fuente de la historia militar, sin la cual la moral para el combate es inexistente.

Los norteamericanos son los que han hecho aportes sustanciales a la teoría de la información militar utilizando la informática y aplicándola a los nuevos tipos de guerras como las de baja intensidad o en el derrocamiento de gobiernos que no le son afines.

La teoría de la información es trasmitida en todas las academias de guerra de los Estados Unidos y en aquellas destinadas a preparar oficiales de los ejércitos amigos, como Fort No, de manera que no hay ejército latinoamericano que no haya sido adiestrado en estas teorías y técnicas. La teoría de la Seguridad Nacional, que se divulgó e incorporó a la doctrina de los ejércitos latinoamericanos está centrada en la información. Para actuar en las guerras de nuevo tipo de las décadas de los sesenta y setenta, como las guerrillas, las revoluciones populares y la existencia de organizaciones clandestinas, la información vale más que muchas divisiones que no saben dónde ni contra quien pelear.

La información durante la dictadura.

Todos los militares que participaron en el golpe de estado habían recibido adiestramiento militar basado en la doctrina de seguridad nacional y desde el primer momento, la información fue el insumo esencial para definir sus políticas. La Central Nacional de Informaciones, CNI, tenía el propósito de centralizar la información que estaba dispersa en las distintas instituciones militares de inteligencia y los que se creaban como el Comando Conjunto o la DINA.

Pinochet recibía a Contreras todos los días, es decir diariamente recibía información sobre el desarrollo de la guerra antisubversiva. Eso le permitía sostener que en Chile no se movía una hoja sin que él lo supiera. La información era tan valiosa que había que obtenerla a cualquier costa, como lo señalaba la Doctrina de Seguridad Nacional y como lo aplicaba Pinochet que sostuvo ante dos obispos, uno católico y otro luterano, que la única forma de hacer hablar a los detenidos era través de la tortura.

Las fuerzas armadas chilenas, que siempre han sostenido la idea de la renovación y modernización fueron penetradas totalmente por esta ideología. Era la forma moderna de hacer la guerra y ellos tenían que estar actualizados. En conclusión, estas fuerzas armadas le dieron prioridad a la información, sumado al arraigado afán burocrático de registrar todo hecho, es evidente que como en cualquier guerra, aunque fuera irregular y en contra de su propio pueblo mantuvieran la información detallada de sus acciones, las que además, no podían realizarse, sino por órdenes superiores, ya que de otra manera habría sido aceptar un ejército con caudillos y anarquía, lo que no ocurre en el ejército chileno, cuya esencia es la disciplina y la obediencia.

En estas condiciones no cabe duda de que toda la información de la represión se tenía ordenadamente y disponible, para poder actuar y para tener los registros de la historia institucional.

Fuerzas Armadas y democracia.

Con el advenimiento de la democracia las fuerzas armadas optaron por negar todo. Las acusaciones de violaciones a los derechos humanos eran calumnias sin base. Pinochet se comprometió defender a todos sus subordinados y a asegurar que ninguno sería perseguido y en varias oportunidades hizo temblar a la débil democracia naciente.

Posteriormente, las fuerzas armadas flexibilizaron su posición y declararon y juraron que entregarían toda la información a la mesa de diálogo. Pero evidentemente esto no fue así, argumentando que la información se había perdido. Es el primer caso en la historia de un ejército que pierde? su historia. La información, ese material fundamental de la guerra antisubversiva que habían desarrollado se había disipado.
Se pudo ver la comedia increíble de que uno de los ejércitos más jararquizados, presentaba a sus generales “pidiendo y solicitando la información a sus subordinados y a los militares en retiro”. En estos ejércitos, los generales no piden ni solicitan a sus subordinados, ordenan, mandan y ¡ pobre del que desobedezca!. Sin embargo, ahora el ejército profesional aparentaba ser una montonera sin jerarquía, sin obediencia, sin documentación e información.. ¿Se había transformado en un ejército artesanal en la época de la informatización?

La información entregada, fue parcial, insignificante, engañosa y contradictoria como corresponde a la imagen de montonera que pretendían crear.

Los generales entorchados.

Si alguien hubiese sostenido lo que aquí se señala, los generales, envueltos en sus capas, medallas y entorchados habrían clamado con grave voz guerrera que se estaba insultando a las instituciones de la patria y a los generales de la República. A los civiles no les quedó otra cosa que entrar en esta opereta, donde lo que se declamaba era falso, pero sostenido en la amenaza armada. Empezó un ballet de reverencias y formalidades, se entregaban papeles vacíos como información sustancia, había que recibirlos con seriedad, porque al fin y al cabo algo se reconocía al participar estos generales en esta instancia.

La iglesia entregó la información que tenía, la que ya era conocida. Pero poco después el cardenal Errázuriz, negando toda la trayectoria de la Iglesia Católica, gritaba ¡Hay exceso de justicia!. Exceso de justicia en el país donde todos los victimarios, excepto un par estaban en libertad gozando de estupendas jubilaciones y se negaban a dar la información mínima que se refiere a donde escondieron los cadáveres de los detenidos desaparecidos. Ni siquiera eso informaban y el cardenal, vestido en sus vestimentas granates y rasgándolas gritaba ¡Hay exceso de justicia.

Finalmente, la culminación de esta opereta burlesca fue el hecho que el jefe de la FACh había puesto a cargo de la recopilación de información a otro general de su confianza, cuya mujer había sido agente del Comando Conjunto y lo había reactivado como una nueva ODESSA (organización nazi encargada de proteger a los ex miembros de la SS o Gestapo después de la segunda Guerra Mundial). Cuando se descubrieron estos hechos, se puede entender ¿Quién puede dar más información sobre un crimen que el propio criminal?. Pero obviamente en este caso, se había elegido al culpable para que seleccionara la información y no le hiciera daño ni a ella ni a ninguno de sus cómplices.

De opereta a opera.

La actuación de nuestros generales en el caso de las violaciones a los derechos humanos se parece a la actitud de los generales franceses durante el caso Dreyfus, todos ellos salían a declarar o a negarse declarar con la voz guerrera y amenazante invocando las iras de la patria y sus sagradas instituciones armadas. En ese caso, la voz de los generales se fue aflautando y terminaron calladitos por retirarse y hasta alguno se suicidó.

Aquí , en Chile se trata de una simple opereta, que permite a sus actores salir sonrientes en la televisión y burlándose de las investigaciones que realiza el Parlamento o la justicia.

La opera lírica tiene grandes obras que se refieren a los ejecutados políticos, como Tosca de Puccini o a los detenidos desaparecidos como en la opera Fidelio de Beethoven. Pero aquí, los militares lo que querían era hacer una opereta cruel y sangrienta, que se presentaba en los sonrientes rostros de los dos generales de la FACh que lucían en televisión felices sonrisas al ser descubiertos en sus pillerías. Sin embargo, la opereta se transforma en opera trágica cuando se recuerda que cualquier progreso habido se debe a la existencia del coro griego que representa la ética social y que es el rol incansable por la verdad y la justicia que han desarrollado los familiares de los detenidos desaparecidos.

El jefe de la FACh quiere terminar su opereta con una acto final en que se le rinda homenaje y se retire honorablemente de la Fuerza Aérea. Es el final apropiado para una opereta, pero jamás para una ópera trágica. Y mientras tanto, como colofón digno de su operata, el general de la FACh ordena que sus aviones pasen por el palacio presidencial de Viña del mar, cuando el Presidente de la República anuncia la salida del mencionado general. ¿Un desacato más?

Patricio Orellana Vargas

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