El holocausto y el genio judío.
El holocausto y el genio judío
El holocausto y el genio judío.
Patricio Orellana Vargas
El nazismo es una de las máximas expresiones de maldad que se han manifestado en la historia moderna, lamentablemente no es la única, pero debe ser condenado reiteradamente y su peor infamia, el holocausto del pueblo judío, debe ser recordado y conmemorado siempre.
El nazismo en el poder y con el apoyo, la aceptación o la indiferencia del pueblo alemán determinó que los judíos fuesen considerados una raza inferior y culpable de muchos de los males que había sufrido Alemania y debían desaparecer. Sin embargo, parece que nunca fueron tan descarados como para dar a conocer públicamente la “solución final”, aunque una matanza tan inmensa no pudo pasar desapercibida para la población. Pero aceptar conocer el holocausto habría impuesto obligaciones morales a muchos alemanes y prefirieron hacer como que no sabían que esto estaba ocurriendo. Pero hubo hombres dignos que se levantaron en contra de esta aberración.
Hace algunos años visité el campo de concentración de Sachsenhausen (la casa de los sajones) cerca de Berlín. Como corresponde, estaba nevando y hacía un frío terrible, lo que hizo más tétrica esa visita. En ese campo, los nazis habían tenido a millares de presos políticos, eran alemanes socialistas, comunistas y demócratas que se habían opuesto al nazismo, allí eran usados en experimentos médicos y militares, por ejemplo, debían probar zapatos para el ejército, para lo cual se les obligaba a caminar 12 o 15 horas diarias. Si bien no existían cámaras de gases, los fusilamientos eran todos los días y se empleaba a los prisioneros en desactivar bombas durante la guerra. Como en los campos del holocausto, aquí también se extraían las tapaduras de oro de los dientes de los muertos y se clasificaban los relojes y lentes para su re-uso. A pesar de ser arios y “miembros de la raza superior” estos miles de alemanes conservaron la decencia y la dignidad humana y pagaron con sus vidas el rechazo a esas doctrinas deshumanizadas.
Hubo otros alemanes, quizás menos, que después de adherir al nazismo captaron su esencia y retrocedieron: Fueron los oficiales y nobles que tramaron la muerte de Hitler en su “Guarida del lobo” en Prusia Oriental, cuando colocaron una bomba en la sala de reuniones. Todos ellos fueron ajusticiados y en Berlín también visité el lugar, un matadero, donde fueron colgados con cuerdas de piano.
El paso del tiempo.
También en Alemania 50 años después, encontré a jóvenes nazis que niegan el holocausto, es una invención de los perversos judíos dicen. Son como un periodista de EL MERCURIO, que todos los días escribe una columna en la página editorial de ese diario donde se niegan las atrocidades de la dictadura militar chilena. Para esos nazis de nuevo cuño la verdad no existe, la realidad es la propaganda y sus visiones.
El pueblo judío que ha sufrido tantas persecuciones y tragedias recuerda el holocausto y sus muertes aunque en Israel, ahora los judíos son los poderosos y olvidan los principios básicos del humanismo: millones de palestinos han sido expulsados de su tierra, diariamente las tropas judías incursionan en las ciudades palestinas y detienen a los sospechosos, hay millares de presos políticos palestinos y hasta formas de tortura han sido aceptadas en la legislación israelí (como mantener a los prisioneros de pie durante muchas horas o días). Los principios tradicionales del derecho penal son olvidados: si se detiene o mata a un terrorista, además es castigada la familia a la cual se le destruye la casa, exactamente como hacían los nazis en las zonas ocupadas de Europa. La responsabilidad no es personal, es familiar o local. No es necesario un juicio para castigar, basta una orden y la policía secreta israelí va y asesina impunemente a quien se le ha indicado. Por supuesto que los palestinos hacen otro tanto, pero los judíos que tanto sufrieron deberían haber aprendido algo bueno, pero aprendieron la lección al revés: hay que rendir el culto a la violencia y la muerte.
Con mucha razón, un personaje judío perseguido por los nazis, en la novela de Carlos Fuentes, “Los años con Laura Díaz” dice “El mesianismo hebreo se sublima creativamente en el arte, la ciencia y la filosofía. Se vuelve un mesianismo creativo porque de otra manera es inerme. Los nazis no tienen ningún talento creativo. Su genio es sólo uno: la muerte, pero teme el día en que Israel decida armarse y pierda su genio creativo en nombre del éxito militar.”
El éxito militar de Israel se ha impuesto sobre otros pueblos, pero el holocausto debe recordarles que ellos también fueron los humillados y masacrados.
El recuerdo y el homenaje a las víctimas del holocausto debe terminar rogándole a Israel que no pierda la oportunidad de paz que ahora surge. Ese sería el mejor homenaje a quienes nunca practicaron la violencia y murieron en el holocausto.