El desastre de las ciencias sociales
El desastre de las ciencias sociales
Patricio Orellana Vargas
En Chile estamos viviendo una sublevación estudiantil sin precedentes. Por primera vez hay una movilización de tal magnitud que no sólo incluye a los estudiantes secundarios, sino que ha contado con el apoyo y respaldo de los profesores, padres y apoderados, los estudiantes universitarios y hasta estudiantes de básica. Las movilizaciones han sido las más grandes en muchas décadas y a menudo han participado grupos de jóvenes que desatan una violencia irracional, en gran medida como reacción frente a una represión policial de la misma naturaleza.
Este evento social de tan extraordinaria magnitud nadie fue capaz de preverlo. La clase política chilena se ufanaba por la excelencia de los “think tanks” que asesoran tanto a la concertación como a la oposición. En efecto, Expansiva, el CEP, Libertad y Desarrollo, Libertad, Asuntos Públicos y otros centros de investigación política y económica estaban en otra y no imaginaban el movimiento que se estaba gestando. Otro tanto ocurrió con los institutos de investigaciones sociales de todas las universidades, tanto públicas como privadas: no habían sido capaces de entender la sociedad en que viven. Menos capacidad de captar los sentimientos sociales demostraron los partidos políticos y el mismo gobierno no fue capaz de de imaginar el desarrollo de los acontecimientos, pues la Presidenta, en el mensaje del 21 de mayo apenas hizo una referencia crítica a lo que ya estaba ocurriendo.
Esta constatación no pretende desacreditar a todas esas instituciones. Predecir los comportamientos sociales es tremendamente difícil. Han existido fenómenos sociales de magnitud mundial y de trascendencia histórica profunda que no se han anticipado a pesar de todos los esfuerzos de los investigadores instalados en el sistema universitario de los países más avanzados, basta recordar que el derrumbe del muro de Berlín y del socialismo real que nadie lo anticipó. Se dice que Alvin Tofler lo hizo, pero si se leen todas sus obras, lo único que Tofler destacó fue la mayor capacidad del capitalismo acuñada en la frase de que la computadora norteamericana era mejor que la fábrica obsoleta soviética y expresó su deseo de que triunfara el capitalismo. Otros autores veían la decadencia soviética pero como un fenómeno impreciso, sin ninguna especificación en el tiempo. Lo mismo ocurre con otros hechos que ocurren actualmente: el resurgimiento del islamismo, las manifestaciones juveniles en Francia, el vandalismo de los inmigrantes en Francia y en el campo económico nadie predijo con precisión la crisis asiática, el tequilazo, etc.
La ciencia económica, que se precia de ser la más “científica de la ciencias sociales” es incapaz de predecir los ciclos que se saben ocurrirán, pero nunca se sabe cómo, cuándo y dónde. En los tiempos bíblicos José fue capaz de anticiparse a los siete años de vacas gordas y los siete años de vacas flacas, pero lo hizo con la potente ayuda de Jehová.
Ahora las ciencias sociales se han alejado de la religión, pero además han expulsado del análisis social y económico a cualquier tipo de valores. Tratan de ser absolutamente ajenas a lo humano, teniendo como sujeto y objeto del estudio al hombre.
En Chile, los economistas han desplazado a los políticos y a los cientistas sociales y han logrado convencer de que la Economía es una ciencia exacta, cuando hasta los científicos de las ciencias pesadas llegan a la conclusión de que la certeza debe ser reemplazada por la probabilidad. Además ahora la ciencia económica es una sola: el neoliberalismo económico. Antes existían escuelas y tendencias: el estructuralismo, el liberalismo, los neoclásicos, los marxistas, etc. Ahora no es así y la economía neoliberal monopoliza el pensamiento económico y establece que esa es la ciencia. En realidad cuando uno observa los planteamientos de los partidos políticos del sistema vigente no puede sino concluir que todos ellos son neoliberales. ¿A quien le cabe dudas de que el ministro de Hacienda es un socialista neo liberal? ¿Que la comisión que estudia el problema de la previsión está compuesta exclusivamente por neo liberales y es presidida por otro socialista neo liberal? El neo liberalismo es la misma tendencia de Arellano, Foxley, Arriagada y todos los jefes de la Democracia Cristiana. Con mayor razón ocurre lo mismo con la UDI y Renovación Nacional.
Este neoliberalismo ha establecido ciertas verdades que nadie se atreve a discutir: “solo el crecimiento económico eliminará la pobreza”; “la única ocupación digna es tener empleo, no importa que el sueldo sea pequeño”, “hay que bajar los impuestos”, “la redistribución del ingreso es imposible”, “la pobreza es inevitable”. Todo esto significa que la situación actual es excelente y que a los pobres sólo les corresponde aceptar con fatalismo su destino en espera de tiempos mejores. Pero este neoliberalismo deshumanizado niega sus propios principios: sostiene que el precio del dólar debe ser fijado por el mercado, pero cuando este precio no les conviene, no vacilan en exigir la intervención estatal. Su único dios es el mercado, pero como buenos fariseos niegan hasta su propio dios.
El neoliberalismo que ha usurpado el campo de la ciencia económica y las demás ciencias sociales no es sino la ideología del capitalismo, son falsas verdades que solamente favorecen los intereses de los más ricos.
En estas condiciones la ciencia social se ha subordinado a la ideología, conjunto de representaciones interesadas en la defensa de sus privilegios. La incapacidad de las ciencias sociales radica en esta subordinación.
Ahora no faltarán los pronunciamientos de los los economistas y cientistas sociales que explican porque ocurren las cosas- en este caso el movimiento estudiantil- recurriendo a sus agotadas teorías y confirmarán que la única salida sigue siendo el neoliberalismo que si ha fallado es por las vacilaciones en su aplicación por el actual gobierno. Este análisis “ex post” tiene escasa validez, sólo reconocer el fracaso de obtener verdades “ex ante”.
Esta arrogancia de estos cientistas sociales es necesario enfrentarla entendiendo que sus análisis son meramente ideológicos y que ni siquiera su fundamentación en la teoría de sistemas, a la que acuden en estos momentos, porque tiene su origen en la ciencia biológica, que respetan por ser una ciencia pesada. Tiene fundamentos. Pretenden hacer creer que la realidad social es una realidad biológica, aunque ya hace años que los científicos anglosajones han destacado que la teoría de sistemas es válida en el campo de lo que llaman “the natural form” y que no corresponde a la realidad social que es “the artifitial form”.
¿Habrá llegado la hora de que las ciencias sociales, especialmente la ciencia política, abandone el legado de Maquievelo y recupere el pensamiento clásico griego de los aristotélicos que concebían que la política era la aplicación de la ética en la vida social? ¿Será la hora de recordar que Kant descubrió el continente del deber ser hace ya dos siglos? ¿Podrán los cientistas sociales integrar los valores en sus análisis? Quizás así estarán en condiciones de hacer predicciones de cuales son los problemas esenciales que movilizarán a los pueblos en los próximos días, meses y años. ¿O seguiremos en la burbuja de cristal de la soberbia del neoliberalismo que se cree la única ciencia social? ¿Seguiremos creyendo en los economistas, sacerdotes del mercado?