Copia fiel
Copia fiel
Comentario de la película COPIA FIEL
Los comentarios y críticas a esta película son casi unánimente favorables. La mayoría de los críticos la califican como una obra maestra. Y parece que para un espectador no calificado como crítico de cine no le queda sino aceptar este fallo.
Sin embargo, siempre se pueden destacar aspectos que pasan desapercibidos al ojo profesional del crítico. Estos aspectos son numerosos y dependerán de cada espectador y la confrontación que haga entre el film y sus propias vivencias y opiniones.
En primer lugar yo creo que esta película es una obra dialéctica, en dos sentidos. Por una parte es una presentación de una conversación-discusión, en el sentido de la dialéctica como exposición y confrontación de ideas. Esta es un aporte valiosísimo porque es una conversación que va al meollo de los problemas humanos y se embarca en la permanente búsqueda de la verdad. Pero fuera de la riqueza de las palabras, que en esta película pasan a ser esenciales, es dialéctica en un sentido más filosófico, como permanecia del cambio en el quehacer humano y desde este punto de vista se enfrentan ideas antagónicas que se superponen y llegan a sintetizarse en acuerdos transitorios que modifican la realidad cambiante.
La obra es un entretejido, no plano como una urdiembre, sino que multidimensional.
Algunas hebras de esta multidimencionalidad cambiante es la generacional. En la película aparece un niño, muchacho insistente, pegado a su juguete electrónico que presiona y presiona a su madre hasta que la obliga a salir del espacio que le interesaba- la charla sobre el libro “La copia fiel”- y logra que su madre lo lleve a comer ¿Qué?… comida chatarra: Doble porción de papas fritas, hamburguesa y Coca-Cola. ¡Chiquillo desagradable! especímen de nuestra época y su cultura… pero sorpresa, el muchacho, en una corta y lúcida actuación hace preguntas inteligentes y con la riqueza de su mirada y la expresión de su boca, visual y conceptualmente pone en apuros a su madre para responder. Es un homenaje a la inteligencia infantil que se esconde debajo de esa cultura chabacana, como si el valor humano resistiera a esa cultura y persistiera. Después está la conversación inteligente entre los dos protagonistas, personas de edad mediana, comenzando con una superioridad intelectual del varón, pero en competición con la creciente habilidad femenina. Después otro personaje secundario, una señora ya de la tercera edad que les sirve café y que muestra una magnífica exposición del sentido común respecto del matrimonio y el rol femenino y masculino en él. La juventud está representada por la pareja de novios que insistentemente los invitan a tomarse una foto juntos y lo logran, a pesar del rechazo cruel del protagonista. Finalmente aparece la cuarta edad, una pareja de viejos que sale de la iglesia, caminado con dificultad, para llegar a sentarse junto a la puerta de su casa, a pocos pasos de la iglesia, que sin hablar, simbolizan el final de la vida lograda en la comunidad del matrimonio permanente.
Otra dimensión es la relación entre el hombre y la mujer. Un hecho muy extraño es que a través del desarrollo de la película, el inteligente hombre, intelectual y escritor que supera a su acompañante femenina al inicio de la relación, demostrando la superioridad dela inteligencia racional, poco a poco se va desperfilándo y empieza a ser superado por la inteligencia emocional de la mujer. Es un mensaje de la superioridad femenina, lo que es una nueva sorpresa pues se presume que su direcctor irani expresa los valores de una cultura y religión machista.
La otra veta, más universal, es el individualismo versus la sociabilidad. Hay una tendencia inicial de la pareja de aislarse del medio, separándose de las personas ajenas, pero éstas interviene, especialmente porque la protagonista femenina es capaz de establecer relaciones cordiales con las personas, mientras que el varón se vuelve más y más ajeno y rabioso por esas interferencias. Y las personas ajenas constituyen un medio inteligente, ya se mencionó el diálogo de la dueña del café y la protagonista, después está la cordialidad de la pareja de novios que los envuelven en el afecto de la felicidad que ellos disfrutan. Y de nuevo- sorpresa- un matrimonio de turistas (que habitualmente en el cine son ejemplo de vulgaridad) aquí alaban y dan razones para admirar una estatua que está en una fuente, la que el protagonista se niega a ver y que el director de la película le accede a no mostrarla a nosotros (los espectadores) y sólo se ven reflejos de ella. Y estos turistas aportan un nuevo diálogo inteligente.
La intención evidente es mostrar que no son los protagonistas los inteligentes y centro del microcosmo de sus vidas, sino que es la humanidad que los rodea y que mientras la mujer es capaz de conectarse, el hombre la rehuye, probablemente encerrado en su imaginaria superioridad intelectual. De lo individual se pasa a los social y en síntesis a valorar la humanidad.
Y como hablamos de dialéctica y el cambio es la esencia de la dialéctica, la película sutilmente va mostrando el cambio de los personajes. La mujer crece y se desarrolla, hasta en el plano físico, comienza con una Juliette Binoche desabrida y manipulada por su hijo, hasta una mujer espléndida físicamente, con creciente sensualidad y carisma, que se ilustra cuando se pinta y se coloca aros, mientras que el personaje masculino sufre con sus rabietas en su aislamiento e incapacidad de sentir y comunicar. La actuación de William Schimeld, que no es actor profesional es también magnífica, pues va cambiando paulatinamente, pero profundamente.
La otra faceta que lo cubre todo es la vida original y la copia. Valorizando a ambas como posibilidades, rechazado la subordinación de una frente a la otra, lo que en la trama humana de la película es la entrada de la imaginación y el juego en lo que aparecía simplemente como una competencia racional y dialéctica discursiva. A iniciativa de la protagonista, guiada por la singular, breve y significativa argumentación de la vieja del café, comienzan el juego de que son un matrimonio y poco a poco el espectador empieza a confundir la realidad con la fantasía, el problema con el juego. Esta nueva veta es incorporar lo emocional desplazando lo racional.
Otro hilo que se enhebra cada cierto lapso es la tecnología: el niño pegado a su juego electrónico interfiriendo en la conferencia, la irrupción del telefonino (asi llaman en Italia al celular) que perturba hasta al conferenciante, pues su propio celular lo confunde. Después el celular interrumpe a la protagonista y la enlaza a su vida maternal con su hjo y finalmente el protagonista debe abandonar el diálogo esencial para atender otra llamada. La conclusión que se insinúa es que la tecnología deshumaniza y adquiere superioridad hasta sobre la razón humana al transformar la relación entre personas en una relación a trevés de aparatos.
El final es una puera abierta, pues el espectador puede aceptar la insinuación del director o imaginar cualquier otro final, dándole derecho al espectador a lo que normalmente es decisión del dueño de la película: su director.
Hay detalles que pueden ser apreciados con humor: el culto escritor inglés, se burla de la costumbre de catar un poco de vino para aprobar la botella que van a beber. Pero, en su visión negativa, considera que el vino tiene gusto a corcho ¿Aquí no habrá una burla? ¿Los inglese bebedores de cerveza se creen catadores de vinos? Y el inglés manifiesta su rechazo a la superiotridad francesa en materia de comidas y vinos. ¿Y por qué esta burla? Yo creo que hay algo de contradicción entre los europeistas, en este caso los franceses e italianos y los llamados euroescépticos, como los ingleses. Toda la película es trilingüe y muestra la cultura europea, mientras que el inglés no domina otros idioma sino el suyo. Los demás hablan en francés, italiano e inglés con suma soltura, el inglés refunfuña en su idioma que domina el mundo. Al fin y al cabo esta película es un proyecto entre Francia, Italia y Bélgica.
¿Y Toscana?
Toscana es, para mí, la región más bella de Italia, territorio de la civilización etrusca. Pero si uno espera una película turística que muestre las bellezas de Toscana, como lo han hecho tantas películas inglesas y norteamricanas, se equivoca. Esta película es un viaje al interior del ser humano y el director lo muestra cuando la pareja comienza el viaje y la visión cinematográfica es sólo dentro del auto. Pero de inmediato, el director cede y muestra los cipreses que se dispersan por las colinas toscanas. El director reconoce que la vida se da en la sociedad y la naturaleza y las incorpora ¿Y que mejor que Toscana para mostrar bellezas naturales y culturales? Pero el ser humano sigue siendo el centro.
Quizás la visión del director iraní, cargado de una cultura desconocida para nosotros y con elementos que le achacamos a los mahometanos, le ha permito tomar perspectiva y distancia, reirse un poco de la cultura occidental que consideramos que es la única válida.
Lo absurdo es que muchos críticos que han aplaudido la obra, la consideran como un remake de otra, creo que de Rosellini e Ingrid Bergman, pero de lo que estoy convencido es que si es una copia, no es una copia fiel, pero sí es una película perfecta.
Patricio Orellana Vargas