Cómo enfrentar la corrupción.

Cómo enfrentar la corrupción

Patricio Orellana Vargas

El caso coimas.

El reciente escándalo de las coimas para obtener la concesión de plantas revisoras de automóviles muestra  que la corrupción subyace oculta en nuestra cultura y en nuestra sociedad. A pesar de ser -evidentemente- el país más probo de América Latina, el dragón de la corrupción se está desarrollando. Por ahora está en el óvulo, pero crece y crece y de repente reventará, llevándonos a la común realidad terrible de nuestra región.

En la edad media, los caballeros, como San Jorge, se lanzaban a luchar con el dragón. Ahora la situación es distinta. Lo que debemos hacer es impedir que el dragón eclosione y salga del huevo u óvulo en el cual está aún en Chile.
La solución consta de dos factores sustanciales: una política clara y precisa en contra de la corrupción y la formación de los funcionarios públicos en Ética. La política debe ser, sin ambigüedades, sustentada en la teoría del cero absoluto que define a la probidad como ausencia total de cualquier tipo de corrupción, por pequeña o justificable que ella sea. El Presidente de la República insiste que los políticos y funcionarios públicos deben servir al país y no "servirse" de sus puestos para favorecer sus intereses mezquinos. Pero las ambigüedades erosionan este principio, por ejemplo, la ley de Probidad y Transparencia, aprobada por unanimidad e impulsada especialmente por la UDI en el Parlamento, permite que los funcionarios públicos reciban regalos. Antes de esta ley estaba prohibido aceptar regalos bajo cualquier circunstancia.
El rol de los partidos políticos.
Los partidos políticos, que en el mundo son la fuente principal de la corrupción pública o administrativa, en Chile han sido tradicionalmente probos, a pesar de la opinión negativa que sobre ellos existe. Pero ahora, está predominando una cultura de “eticidad”, entendiendo por este concepto, una ética flexible y acomodaticia a los intereses concretos. Estas corrientes son las que predominan especialmente en el Partido
Radical y en el PPD. Los triunfos de Tombolini y Girardi en las elecciones internas son expresión de esta situación. En el PPD la directiva encabezada por Girardi y Rebolledo recurrió a procedimientos inaceptables desde el punto ético, al utilizar fondos del Parlamento en la campaña interna, lo que después resolvieron -sólo al descubrirse el hecho- con subterfugios o promesas de futuros buenos comportamientos y devolución
de los fondos. La otra ala, encabezada por el senador Ávila, que se fundamente en una ética pública transparente, fue derrotada, probablemente porque no tiene recursos para hacer marketing. En la Democracia Cristiana que había experimentado un peligroso deslizamiento hacia la eticidad ambigua, con la actitud permisiva en materia de las indemnizaciones de los gerentes públicos y en la corrupción generalizada del INDAP y en la existencia de un Tribunal interno totalmente justificador de la corruptela vigente, ha experimentado un cambio profundo con la nueva directiva y las sanciones se han
incrementado y los diputados de la DC empiezan a desarrollar un rol efectivamente fiscalizador, aunque a veces puedan cometer algunos errores. Pero en el PPD la vigencia y poder del “eticismo” ha llegado a tales niveles que el Presidente del Tribunal Supremo es aquel ex ministro de Bienes Nacionales que confundía las fianzas personales con las del Ministerio y al cual el Presidente Frei debió pedirle la renuncia. La actitud de la directiva del PPD sigue siendo ambigua: "suspenden temporalmente" a los miembros
involucrados en el caso coimas, cuando lo que habría correspondido es la renuncia a sus cargos porque son parte de la misma trenza. Esperar una decisión judicial que sancione a un abogado que ha actuado como gestor en la obtención de la concesión de la planta en referencia es poco menos que imposible. Es lo que hacen los abogados y no importa que en este caso haya sido amigo personal del que toma las decisiones y de todo el sistema en el cual el tenía apoyo en múltiples puntos porque era un personaje de la Concertación, aunque en el momento de los hechos no tenía ningún cargo público. Los tribunales aplicarán las reglas y la eticidad primará sobre la ética.
Vislumbrando una solución.
Es evidente que la gente exige probidad a sus representantes, pero, los políticos “flexibles” controlan los partidos con sus máquinas y en partidos de notables como el PPD y el PRSD, las bases tienen muy poco que decir. Quizás estos golpes la saquen de su somnolencia.
Pero la experiencia administrativa muestra que países donde la corrupción administrativa era generalizada, como en los Estados Unidos, ha habido una superación notable y actualmente este país supera a Chile en los rankings de Transparencia Internacional ¿Cómo lo logró?. La respuesta es muy precisa, una política clara y una capacitación masiva de los funcionarios públicos en ética.

En Chile tenemos un servicio público ejemplar a nivel mundial, el Servicio de Impuestos Internos, que además de ser eficiente es probo. En ese servicio hay principios muy rígidos y definidos y un excelente control. Pero especialmente hay una permanente capacitación en ética. Lo extraordinario en ese servicio es que los cursos de ética no sólo los da el servicio, sino que las organizaciones sindicales lo imparten en sus propios cursos. Pero este servicio es una excepción que debe imitarse.

Las encuestas que ha realizado la Universidad Católica demuestran que los funcionarios públicos señalan que nunca han estudiado ética, lo mismo indican estudios parciales de la Universidad de Chile. Si los funcionarios están capacitados en Ética Pública se transforman en verdaderos fiscalizadores de sus directivos y esto es más sólido si hay organizaciones sindicales serias. Lo que efectivamente garantiza la ética del servicio es finalmente la participación, tanto de su trabajadores como el control social.

Si el servicio público tiene funcionarios de este tipo no ocurrirá lo que pasaba en la Subsecretaria de Transportes, donde los honorarios y los contratos eran un secreto absoluto de la dirección, lo que permitía la vigencia de la eticidad que conduce a la corrupción.

Lo positivo es que el actual Ministro de Transportes es el ex Director de Impuestos Internos, quien está en condiciones de trasplantar la experiencia de ese Servicio a todo el Ministerio de Transportes, que se había transformado en un hoyo negro. Si los militantes del PPD y el PRSD despiertan, probablemente puedan buscar senderos para sacar a sus partidos de ese mismo hoyo y recuperar la superioridad ética que tuvo la
Concertación y que ahora está perdiendo gracias a la supremacía de la eticidad.
021022

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