BIENVENIDOS MECHONES.

BIENVENIDOS MECHONES

 

En marzo se incorporan miles de estudiantes a los primeros años de las universidades chilenas. Antes era un paso trascendental en la vida de los escasos jóvenes que llegaban a ese nivel. Ahora el ingreso es masivo y las calificaciones obtenidas, si no permiten ingresar a las universidades tradicionales, facilitan el ingreso a las universidades privadas. Antaño ingresar a las universidades era un privilegio de muy pocos, hace 50 años en toda América Latina había 750.000 profesionales universitarios, ahora, cada año, se gradúan más de 750.000 profesionales en la región.

Este cambio de la enseñanza, que es su democratización, es una necesidad de los tiempos y a la vez un desafío. ¿Cómo mantener altos niveles si la masificación conlleva, casi inevitablemente un deterioro académico? ¿No primarán en la universidad estos jóvenes bárbaros que recién ingresan?

Pueden ingresar decenas de miles de jóvenes, pero es imposible tener todos los catedráticos necesarios. La solución es la contratación de profesionales por horas, de bajo costo y de calidad muy discutible. No son académicos tradicionales, como aquellos que se dedicaban exclusivamente a la investigación y a la docencia. Ahora éstos son muy pocos, mientras la mayoría de los profesores son los llamado “profesores taxis”, que corren de sus trabajos a hacer clases y volver al trabajo estable o correr a otras clases. Y se les paga exclusivamente la hora de clases, sin considerar el tiempo de preparación y el tiempo que involucran los controles, pruebas e investigaciones.

Los alumnos que se incorporan captan inmediatamente esta situación y saben que estos académicos son de una profunda debilidad, no tienen tiempo y hacen todo corriendo y en forma muy improvisada. Naturalmente que ésta no es la situación general, hay carreras y escuelas que mantienen altos niveles, pero son la excepción.

Los alumnos nuevos, traen una cultura mediocre de sus liceos y hogares. No tienen tradición de lectura, menos de investigar y tienen increíbles limitaciones para hablar y escribir. Chile es un caso excepcional, según el siquiatra Otto Dorr, toda la gente imita la forma de hablar del lumpen y ya hay un estilo nacional que es lumpenesco, al revés de otros países como Inglaterra, donde mucha gente imita el estilo “posh” de cómo habla la nobleza.

Esta cultura de la mediocridad es importada a la Universidad por estos bárbaros, ellos imponen poco a poco este hablar y se acepta como normal no saber escribir, no saber calcular, no saber hablar, ni saber leer o pensar. Su explicación son las nuevas tecnologías. ¿Para qué saber calcular si hay calculadoras? ¿Para qué saber escribir si los procesadores de textos tienen correctores ortográficos? ¿Para qué saber leer si ahora el conocimiento y la información son visuales? La única excepción es que el no saber hablar no es reconocido, porque creen que con las 300 o 400 palabras del estilo lumpenesco es suficiente. Hay palabras que tienen 50 o 100 significados según el contexto y la entonación, especialmente las groserías.

Esta masa de alumnos que ingresa en esas condiciones preserva esa cultura a toda costa, con justificaciones, exigencias y presiones. Choca con la débil estructura académica, pero poco a poco los principios docentes son erosionados y los profesores empiezan a ceder ¿Acaso en esta profesión se necesita el cálculo? O en la otra ¿Se requiere la filosofía? ¿Qué utilidad tiene la historia? ¿La ortografía y gramática tienen qué ver con la profesión?

Presiones habituales son las “exigencias de la corte de los milagros”. Los alumnos vienen con trágicas historias que le han impedido estudiar o cumplir con algunos trabajos, Son siempre casos especiales, cada uno de ellos es extraordinariamente conmovedor. Quieren condiciones especiales, plazos mayores, exigencias menores. Todos son convencidos hedonistas que deben minimizar los esfuerzos y maximizar los beneficios. A estos alumnos, si el profesor les dice que las pruebas son iguales para todos, que eso es ser democrático, que es inaceptable que la vara haya de bajarse o subirse según el caso. Esos alumnos miran como si los profesores fueran de otra especie, ellos saben que llorando se consigue conmover al “viejo” y si éste es demasiado exigente es calificado de mal profesor y las autoridades de la Escuela no quieren problemas y se libran de estos “malos profesores”.

En una Universidad privada, donde yo era profesor, en un examen de grado, una alumna debía exponer un tema y presentar el escrito correspondiente, un miembro de la Comisión descubrió que el escrito era copia textual de un escrito suyo y la otra parte copia de un documento oficial. Informó inmediatamente a la Comisión, todos miraron para el techo como indicando que no correspondía hacer eso. En vez de ser expulsada de la Universidad, la alumna fue llamada al examen y sólo salió mal porque el profesor mencionado la calificó con nota uno, el resto la calificó con nota 4. ¡Es de mal gusto hacer estas denuncias! ¡Hay que considerar que es el fin de la carrera! Obviamente en el semestre siguiente el profesor riguroso había sido eliminado de la Comisión de Exámenes de Grado.

Copy and paste.
Hace algunos años, el solicitar trabajos escritos a los alumnos era lo habitual, ahora esa técnica desaparece por dos razones, la primera porque los cursos son cada vez más numeroso y el profesor no puede revisar 60 o 100 trabajos de este tipo. El otro motivo es porque ahora predomina la cultura de la copia. Cualquier tema que el profesor exija como investigación significa que los alumnos irán a INTERNET y con el buscador Google u otro similar buscarán escritos sobre el tema, lo más probable es que encuentren cientos o miles de documentos sobre el tema, a continuación miran dos o tres y eligen unos párrafos y con la instrucción “COPY” copian el texto y con la instrucción “PASTE” los traspasan a su propio trabajo, al cual le ponen el encabezamiento y el nombre del alumno ¡Y listo!

Ante esta situación se eliminan los trabajos escritos. Los profesores no saben como impedir la copia. Sin embargo, la misma tecnología permite a los profesores descubrir fácilmente las copias, pero eso implicaría revisar cada trabajo y? son muchos.

La nueva cultura universitaria ya se llama “COPY AND PASTE” (copiar y pegar) y se fortalece con el desarrollo de los procedimientos más diversos e inverosímiles que los alumnos inventan para copiar y soplar en las pruebas. Lo más lamentable es que algunos profesores los aceptan, aparentando no verlos. Un profesor de matemáticas estaba tomando un examen escrito y al pasar por allí observé que los alumnos copiaban descaradamente, entré a la sala y le dije al profesor. A éste no le agradó nada mi intromisión que amenazaba su concepto de libertad de cátedra y sólo me dijo: si no dejo que copien, salen todos mal.

Otra vez, vez vi a una profesora rodeada de alumnos en su escritorio, mientras los alumnos copiaban sin tapujo. También entré y se lo dije. Ella se disgustó y me declaró que estaba “alucinando” porque ella no veía a nadie que copiara, pues estaba hablando con los alumnos que le venían a pedir ayuda para contestar la prueba.

El extremo fue un alumno que me dijo: “Yo he copiado durante toda la carrera y me ha ido regio? sin embargo, con Ud. no he copiado y me ha ido pésimo ¿Se da cuenta? Y este alumno dirigió un levantamiento y me acusaron de numerosos delitos que yo había cometido (según ellos).

Pero he de reconocer que casi todos estos casos son de universidades privadas, en una de las tradicionales donde era profesor, los directivos no tuvieron objeciones en expulsar o suspender por un año a alumnos que habían copiado.

Bienvenida.
Pero el lector se preguntará si esto es una bienvenida o una malvenida. De lo que se trata es entender que entrar al primer año de una Universidad debería significar un choque que cambie los valores de la persona y entienda que el hombre es en su esencia un ser parlante y el hablar y sus otras formas simbólicas como escribir, leer, calcular y escuchar son lo que la Universidad debe entregar. Ello no depende sólo de los profesores, sino de los alumnos y los mechones que ingresen al mundo del saber superior debieran comprenderlo. Los estudiantes universitarios usan el 5% de su capacidad, no es difícil duplicar o triplicar este uso, depende de cada uno. Los estudios de las universidades norteamericanas de mejor nivel demuestran que la asistencia a clases es lo fundamental. En el campo de la ciencia, se ha demostrado que dos profesores que usan métodos distintos, uno innovador y otro tradicional, obtienen los mismos resultados y que lo que diferencia es la asistencia del alumno, el alumno que asiste a clases obtiene siempre mejores resultados, no siendo tan importante el tipo de profesor.

De manera que la bienvenida es un consejo: Si viene a estudiar a la Universidad? estudie. Siempre hay un grupo de alumnos que toma en serio sus estudios, lo malo es que son pasivos, mientras que los otros, la mayoría, pretende pasar de curso con el menor esfuerzo y son muy activos, presionan a los centros de alumnos y a veces logran de que éstos se transformen en organizaciones que luchan por disminuir las exigencias académicas, son alegadores y persuasivos y aparentan ser la universidad estudiantil. Hay que transformar a esa minoría pasiva, pero estudiosa, en los dirigentes del movimiento estudiantil bajo el lema de la excelencia académica, porque ésta es la única garantía que permitirá un mejor ingreso a la vida laboral.

La herencia secundaria.
Si la Universidad está en crisis, mucho más grave es la enseñanza básica y media En Matemáticas y Ciencias, según las pruebas TIMSS, Chile está entre los diez peores de los 50 países considerados. La inflación de notas y las técnicas para responder pruebas han sido los falsos mecanismos para enfrentar estos problemas. Pero reconocer esta crisis es asignar responsabilidades a instituciones ajenas a la Universidad. Pero la Universidad no puede permanecer esperando que mejore la calidad de sus mechones. Es imprescindible que las universidades enfrenten el problema urgentemente. Una propuesta es incluir en el curriculum de primer año una cátedra que puede denominarse “Técnicas de Estudio” que enfrente los vacíos en ortografía, gramática, cálculo, lectura y expresión oral. Simultáneamente hay que entregar valores, la Universidad no puede ser una productora de tecnócratas incompetentes o competentes. Debe ayudar al desarrollo humano y es por eso que la Ética debe ser obligatoria en primer año. Recientemente, en México se reunieron los rectores de las principales universidades latinoamericanas, el tema de la reunión era la incorporación de la Ética en todos los curriculum. Pero Chile no asistió. En nuestro país sólo hay cierto desarrollo en la Bioética, pero es casi increíble que no se enseñe en carreras tales como Administración Pública, Administración de Empresas, Pedagogía, Economía, Ingeniería,etc.

Las Universidades chilenas se preciaban de ser las mejores de América Latina, ahora la situación ha cambiado, La universidad Católica es la segunda y la Universidad de Chile es la sexta, pero en el mundo son las Nº 195 y la Nº 301 respectivamente, las restantes universidades ni siquiera figuran en estos rankings. En un mundo globalizado no es posible estar en esos lugares y las universidades chilenas deben comenzar a remontar y este comienzo está en los mechones, ofreciéndoles la oportunidad de supera su legado cultural mediocre en el primer año.

Actualmente los estudios no terminan cuando el estudiante se recibe de profesional, después vienen los diplomas, los masters y los doctorados. Desde ahora el estudio será permanente y nunca terminará. Mejor que lo entendamos al principio, porque de otra manera , siempre se estará en dificultades.